Con gran
pena, dolor y tristeza doy gracias a Dios por haber tenido un tío como tú.
En mi
corta pero intensa relación contigo he aprendido a quererte y tener auténtica
admiración por ti.
Echaré de
menos tu voz y tu presencia, tus experiencias en aquellas tierras lejanas, la
inquietud de tu próxima llegada, los ánimos para que siga estudiando y tus
consejos.
Te pido
que desde el Cielo cuides a mi abuela (Nieves) para que pueda afrontar esta
nueva etapa sin ti, a mi padre, al tío Toño y a todos tus sobrinos y
resobrinos.
Me despido de ti sabiendo que siempre estarás en mi
corazón y yo en el tuyo.
Te recordaré siempre
Te recordaré siempre
Álvaro
Y Cuida también a tus Hermanos Carmelitas para que continúen tu labor.
Y Cuida también a tus Hermanos Carmelitas para que continúen tu labor.