Soy el Hno. Walter Eras
López de la Congregación de los Hermanos Maristas.
Conocí al P. Jesús Arroyo
desde Mayo de 1999, al formar parte del equipo Misionero EPI Aguarico, ubicado
en el Km 20 de la vía a Quito. El vivía en el Epi Centro. (EPI Equipo de
Pastoral Indígena)
El P. Jesús Arroyo era una
persona sencilla, cercana, muy alegre, muy jovial, era el que ponía la alegría
en los diferentes encuentros comunitarios que teníamos. El
P. Jesús tenía
una fe y confianza en Dios muy profunda. Se le veía muy feliz viviendo
su vocación.
Siempre repetía el dicho “que les atropelle la felicidad”. Siempre fue
un buen Pastor y este don fue reconocido al integrar la terna para la
designación de nuevo Obispo de Sucumbíos en reemplazo de Mons. Gonzalo.
Defendía a capa y espada los
momentos comunitarios. En cierta ocasión en una reunión de los equipos
misioneros de la pastoral indígena, estábamos discutiendo la conveniencia de
reunirnos cada dos meses en vez de mensualmente, el P. Jesús intervino y nos
dio un sermón de vida comunitaria y de equipo, decía que no es posible formar
un equipo de pastoral indígena si no teníamos reuniones más frecuentes y nos alejaríamos de uno de los objetivos de
ISAMIS la formación de la iglesia comunidad. No se puede hablar de comunidad si
sus miembros no se reúnen para dialogar,
orar y reflexionar juntos.
El P. Jesús vivía de manera
muy sencilla, con lo mínimo necesario y muy cercano a la gente. Cuando alguien llegaba a la comunidad del EPI
Centro siempre era acogido con
amabilidad, invitando a servirse un café o cualquier bebida refrescante.
El P. Jesús se preocupó por
crear material para la catequesis de las comunidades indígenas, adaptando los
textos a la realidad de las etnias con las cuales trabajó (kichwas y Shuars).
También se preocupó por ayudar a las comunidades indígenas en el desarrollo
social y de salud para lo cual conseguía fondos para ayudar a solventar los
problemas más apremiantes de las comunidades.
El P. Jesús era una persona
muy ordenada y cuidadosa, le gustaba hacer las cosas bien y le gustaba que toda
actividad que realizara la pastoral indígena quedara registrada y documentada,
de manera que si alguien nuevo se integraba al trabajo pastoral no tenga que
empezar de cero sino que al leer el trabajo realizado continuara el trabajo hecho
por su predecesor.
El P. Jesús caminó miles de
kilómetros para llevar el mensaje de
Jesús a las comunidades, pues a la mayoría de comunidades que él visitaba no
entraban vehículos ni se podía ir por canoa, había que entrar caminando y
consciente de esta realidad ayudó a
algunas comunidades a empalizar los caminos en medio de la selva.
Recuerdo que en Julio del 99
consiguió una ayuda para construir un camino entablado
de 1000 metros sobre un pantano en la comunidad shuar de Taikiua. En la
ejecución del proyecto estuvo trabajando codo a codo con la comunidad y los 6 voluntarios españoles de los Hermanos de
la Sagrada Familia que auspiciaban el proyecto.
En fin el P. Jesús Arroyo me
deja un recuerdo y un testimonio de vida muy grande que me gustaría imitar con
la gracia de Dios.
Nueva Loja, 12 de
julio de 2012
Hno. Walter Eras López
No hay comentarios:
Publicar un comentario