Son dos meses ya y sin darme cuenta siento
de nuevo lágrimas rodar por mis mejillas involuntariamente, mientras mis
ojos siguen buscando la sonrisa tierna y paternal del Maestro y Amigo
en el lugar de siempre. Y es entonces que en mi interior vuelvo
a escuchar sus palabras llenas de Amor, llenas de" sustancia y no de
viento", allí donde solo pocos llegan y con infinita dulzura tocan, restauran
y siembran. Pocos, si, de aquellos que son perseguidos por amar a sus
ovejas, por conocerlas y cuidar de ellas, por sacrificarse por ellas, en
lugar de solo pretender dirigir con arrogancia rebaños desconocidos.
Quizás no recorrí muchos caminos a su lado (todos los
que hubiera querido) pero de su mano descubrí caminos desconocidos en el
fondo de mi corazón. Quizás no llegamos a escribir ni concretar tantos y
tantos sueños, pero bien supo imprimir junto a las Teres y San Juan de
la Cruz las letras más bellas en el libro de mi vida. Tal vez no llegó a
enseñarme a construir andamios, pero edificó y consolidó con maestría
la fortaleza espiritual de mi alma. Si, quedaron tantas preguntas sin
respuestas, tanto por aprender, tanto por crecer, tanto por hacer...
Estos días estuve contemplando sus árboles, su río, sus
caminos, su gente y volví a extrañar de nuevo su abrazo enorme y
cálido, pero de pronto su Luz y su Alegría inundaron con fuerza lo
profundo de mi ser. Y al cerrar mis ojos pude escuchar su voz repitiendo
que "Dios nos dio la vida para ser felices, inmensamente felices!!"
y comprendí que más allá de cualquier entendimiento, la esencia de Padre
Jesús simplemente está viva, está aquí, sigue aquí y sigue vivo! En esa
felicidad infinita que nos transmitió y nos transmite, en cada
recuerdo, en cada memoria, en cada corazón. En cada vida que tocó e
iluminó. En todo lo que significó Jesús Arroyo, el misionero íntegro,
valiente, humano. Porque así como Jesús el Señor no murió, el Amor nunca
muere, y Jesús Arroyo fue, es y será siempre Amor.
Gracias infinitas Señor por el honor, el privilegio y
la bendición de haber recibido en nuestro pequeñito Ecuador al hermoso
regalo de vida que fue Padre Jesús Arroyo.
María Fernanda Hidalgo Ayala
"Do not stand at my grave and weep,
I am not there... I do not sleep.
I am the thousand winds that blow...
I am the diamond glints on snow...
I am the sunlight on ripened grain...
I am the gentle autumn rain.
When you waken in the morning's hush,
I am the swift uplifting rush
Of gentle birds in circling flight...
I am the soft star that shines at night.
Do not stand at my grave and cry—
I am not there... I did not die..."
I am not there... I do not sleep.
I am the thousand winds that blow...
I am the diamond glints on snow...
I am the sunlight on ripened grain...
I am the gentle autumn rain.
When you waken in the morning's hush,
I am the swift uplifting rush
Of gentle birds in circling flight...
I am the soft star that shines at night.
Do not stand at my grave and cry—
I am not there... I did not die..."
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